sábado, 30 de mayo de 2015

La Sra. L´Ecuyer y los amish


Ahora que ya hemos descrito algunas de las variables del “asombro” de la Sra. L´Ecuyer, vamos a revisar algunas de sus propuestas.

PROPUESTA 1ª: NO A LA ESTIMULACIÓN DE LOS ALUMNOS
Sorprendentemente para cualquier educador que tenga capacidad de pensar por sí mismo, la Sra. L´Ecuyer niega que la estimulación sea la  base para una mejora de la capacidad de aprender. Según ella, por ejemplo, Daniel Siegel (al que cita como un mantra) afirma que no hay necesidad de bombardear a niños, ni a nadie, con estímulos en nombre de la esperanza de construir mejores cerebros, distorsión más que flagrante de las tesis de este autor, basta echar una ojeada al libro que escribió con  Tina Payne Bryson, El cerebro del niño. 12 estrategias revolucionarias para cultivar la mente en desarrollo de su hijo (Editorial Alba. Barcelona, 2012).
 
El principio de la bondad de la estimulación cognitiva – principio esencial a la práctica educativa–  lo adjetiva con la etiqueta despectiva de  neuromito.  Como entiendo que la mejor manera de poner remedio a la ignorancia es con formación,  recomiendo una revisión de los siguientes estudios:
►Sobre plasticidad neuronal (Hubel y Wiesel, 1963; Fellows y otros, 1986, Avendaño (1998).
► Elbert et al. (1995).
► (Leggio y cols., 2005; Mandolesi y cols., 2008; Sampedro-Piquero y cols., 2013). El Enriquecimiento ambiental (estimulación) implica  la posibilidad de aumentar la interacción social, la estimulación cognitiva y sensorial y la capacidad de resolución de problemas. En respuesta a esta estimulación el cerebro experimenta gran cantidad de cambios, tanto en su estructura como funcionamiento, con el objetivo de enfrentarse mejor a las demandas ambientales.
►Estimulación de las capacidades infantiles: (Bronfenbrenner , 1979; Sameroff y Chandler, 1975; Feuerstein, 1980; Guralnick, 2001).
► (Rosenzweig et al., 1972). Cuyos resultados confirman que la riqueza estimular del ambiente modifica la anatomía del sistema nervioso central.

Precisamente, los resultados de los trabajos de Rosenzweig a partir de los años 60, causaron un gran impacto en USA, impulsando las primeras experiencias del Proyecto Head Stars, dirigido a la población marginal de las grandes ciudades y consistente, entre otras cosas, en programas de estimulación temprana para los niños.

Pareciera que la Sra. L´Ecuyer quiere resucitar la caduca polémica herencia-ambiente referida a la inteligencia. Curiosamente, los detractores de estos programas de estimulación son militantes del lado de los genetistas (Jensen,1969). Son ellos los que sostienen de forma radical que la inteligencia viene determinada genéticamente, y, por lo tanto, cualquier programa de estimulación es inútil, ineficaz y sólo supone un coste desmesurado para las arcas del Estado. De hecho, los genetistas surgieron con fuerza a raíz precisamente de la financiación del  Proyecto Head Stars. La estrategia es sencilla: si se ponen en cuestión los fundamentos teóricos de estos programas que defienden la mejora cognitiva a partir de la estimulación, se está dinamitando la validez de estos proyectos. La consecuencia inmediata es su supresión: el ahorro de costes está servido y justificado.




Otra cosa desde luego es la sobreestimulación. Mucho antes de que la Sra. L´Ecuyer nos lo contara, ya sabíamos que la sobreestimulación es perjudicial para el óptimo desarrollo del niño. Milagros Gallo,  en la Universidad de Granada, coordinó un estudio sobre los efectos negativos que puede tener la sobreestimulación temprana para el aprendizaje y concluyó que "El entrenamiento, antes de que el sistema esté preparado, puede producir deficiencias permanentes en la capacidad de aprendizaje a lo largo de la vida". 

Pero que la sobreestimulación es algo negativo no es nada nuevo. Lo averiguamos con los estudios de Rosenzweig en los años setenta (Rosenzweig et al., 1972). La sobreestimulación no es positiva, sus efectos sobre el sistema nervioso son muy semejantes a los que causaría una situación de estrés. Toda sobreestimulación puede ocasionar un déficit en otras habilidades, en el padecimiento de estrés o en el desarrollo emocional. Lo sabemos, pues, desde hace más de cuarenta años. 

No parece haber aportación alguna en este tema por parte de la Sra. L´Ecuyer.  Y, sin embargo, insiste en la cuestión de la negatividad de la estimulación cognitiva de los niños. Para ello hace una trasposición entre estimulación cognitiva y sobreestimulación, pasando la carga negativa de la una a la otra.

Como educadores hay PRINCIPIOS QUE NO DEBEN SER NEGOCIABLES NUNCA. Uno de ellos es el de la modificabilidad cognitiva de nuestros alumnos, a partir de la enseñanza, la mediación y la interacción. La estimulación ambiental adecuada es necesaria para la configuración definitiva de la estructura del sistema nervioso y produce:


 (Adaptado de García Sánchez, 2010) 
 
De nuevo, surgen las preguntas:
 
 ¿Está la Sra. L´Ecuyer sembrando entre los educadores la idea perniciosa de que la estimulación para la mejora cognitiva es ineficaz con el fin de justificar su supresión? A menos programas, menos profesores son necesarios en nuestras aulas…
¿Pretende  la supresión de los programas de estimulación en nuestros  centros educativos y su sustitución por amor, afecto y contemplación del universo mundo? Sin lugar a dudas que estas actividades alternativas a los programas de estimulación exigen menos capacitación técnica y son desde luego mucho más económicas. Confío en que nuestra administración educativa, a pesar de haberla traído como conferenciante estrella, no haga suyas sus propuestas. ¿O si?
 
 
 
 
 

 

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